
Hola a todos los fanáticos de la fotografía inmobiliaria y aquellos que aún están lidiando con el filtro «valencia» de Instagram. Vamos a hablar sobre el glamoroso mundo de la edición de fotografía inmobiliaria. ¿Quién dijo que una casa no puede usar maquillaje digital? ¡Vamos allá!
En la fotografía inmobiliaria, nuestras modelos son las casas, y aunque no se quejan del frío ni piden pausas para el café, tienen su propia personalidad. Algunas son altas y elegantes, otras son bajas y acogedoras, y algunas, con suficientes reparaciones, pueden convertirse en el patito feo de la cuadra. Y ahí es donde entran los programas de edición.
Primero, tenemos a Photoshop, el rey indiscutible de la edición de fotos. Este programa puede hacer que una casa con pintura descolorida parezca que acaba de recibir una renovación completa. Si estás dispuesto a luchar con su curva de aprendizaje más empinada que una escalera de mano antigua, Photoshop puede hacer maravillas por tus fotos.
Luego, está Lightroom, el hermano menor de Photoshop, con un equilibrio entre facilidad de uso y funcionalidad. Con unos pocos clics, puedes cambiar la iluminación, ajustar los colores y, en general, hacer que tus fotos se vean como si fueran tomadas en el día más soleado, incluso si en realidad estabas parado en la lluvia con tu cámara.
Además, para aquellos que quieren mantener las cosas sencillas (y gratuitas), hay opciones como GIMP y Canva. No podrán transformar una cabaña en un castillo, pero pueden mejorar la luz y los colores, y eso puede marcar la diferencia.
Ahora, sobre las técnicas. Aunque te encantaría que cada habitación estuviera bañada por la luz del sol, a veces la naturaleza simplemente no coopera. Aquí es donde la técnica de HDR (High Dynamic Range) puede ser útil. Captura varias fotos con diferentes niveles de exposición y luego las combina para obtener una imagen perfectamente iluminada. Como si la casa estuviera posando bajo los focos de un estudio de Hollywood.
Por último, recuerda que la edición nunca debería convertir una choza en un palacio. La meta es realzar la belleza que ya existe y ayudar a las personas a visualizar el potencial de una propiedad. Recuerda, no queremos decepcionar a los compradores cuando llegan y descubren que la piscina que vieron en las fotos es en realidad un charco de agua estancada.
En resumen, con los programas adecuados y algunas técnicas de edición inteligentes, puedes convertir tus fotos inmobiliarias en verdaderas obras maestras. Y no te preocupes si al principio las cosas no salen como esperabas. Al igual que la casa con la pintura descascarada, todo se trata de descubrir el potencial y trabajar para mejorarlo.